Cambiarse a si mismo

Quien dice que es fácil ser uno mismo no conoce el dolor de la auto conocimiento

Quien hace lo que quiere, no aprendió sobre la empatia

Quien no se preocupa por los demás no entiende que para evolucionar necesita cultivar conciencia

Quien se auto destruye no entiende sobre destrucción.

Quien no agradece no entiende sobre gratitud

Decidir ser es simple. Pero la simpleza de ser, tiene su complejidad.

Cuando viajamos, las amistades y los encuentros son tan sinceros, no queda nada más que la esencia de la persona para mostrarnos quién ella es. Las posesiones, qué amigos tienes, el lugar en el que vives se invisibiliza frente a la pureza de la esencia.

Creo que por eso me encanta viajar. Encontrar conexiones genuinas y verdaderas a medida que descubrimos nuevos lugares parece un sueño hecho realidad. Siempre me enamoré de personas que viven lejos, personas de las que tuve que despedirme. ¿Por qué siempre atraes a estos hombres?, me pregunté una vez. Tal vez porque soy una de esas. Esas de las que te tienes que despedir, esas que no se quedan.

Quedarse nunca fue una opción, siempre una obligación. Lo nuevo se convierte en una rutina después de un tiempo. Hoy, esta nueva persona que aún no conozco decide quedarse para dejar de hacer las mismas cosas y arriesgarse. Atreverse a abrir mi corazón. Tocando heridas para transmutar arte, creatividad y una mejor versión de sí misma.

En nuestro día a día, conocer a alguien e incluirlo en nuestra vida conlleva muchas preguntas. Una lista de pros y contras. Lo que es bueno para nosotros trae consigo prejuicios y rechazo a todo lo que es diferente. Las redes sociales han potenciado la idea del ego, la imagen del cómo quiero venderme al mundo. Los demás se convierten en soportes de esta imagen construida por nuestro ego y así, sin darnos cuenta, tenemos una vida sin ninguna verdad.

A veces me pregunto si hay una manera de tomar una foto del alma como sería la mía ¿De qué color sería? ¿A otras personas les gustaría navegar en ella y así inspirarse?

De algo estoy segura, quiero que mi alma deje impactos de amor que no sean solo encuentros sino construcciones. Y es que son las interacciones con otros las que nos hacen evolucionar. Si no fuera por las personas no tendríamos conversaciones, amor, celos, pasión, disfrute, baile y hasta el mismo conflicto. En esta decisión de construir existen personas que construyen una parte de nosotros y después de un tiempo se van, personas que se quedan un momento a tomar café e iluminar el lugar. Personas que nos ayudan a construir un nuevo espacio. Gente que forma parte de nuestra base y gente que lo destruye todo. Pero incluso los espacios que habitamos necesitan reparación, remodelación y, a veces, incluso una total destrucción.

Cambiamos, es en estos cambios que dejamos atrás personas, personas que son parte de nosotros mismos ¿Por qué ser cruel cuando decimos adiós? ¿No sería cruel con nosotros mismos? Es difícil despedirse, porque con eso descartamos posibilidades, pero ¿quién mejor que nosotros mismos para saber lo que mejor nos conviene?

¿Quién soy entonces?

Soy una parte de ustedes, algo para admirar, o algo para rechazar, lo que sea, nos relacionamos a través de frecuencias y permaneceremos en ella mientras nuestros procesos sean los mismos. Entonces si va a ser así quiero cerca de mi personas que miro y admiro. Las que puedan hacerme ver mis errores y con amor acompañen mi camino.

Las que me quieren por quien yo soy y no por lo que puedo dar. Aquellas que me sumergen en el abismo de la incertidumbre, dónde puedo imaginar nuevas formas de relacionarme.

Hoy quiero agradecer a los que estuvieron cerca de mí, a los que ya no están y a los que están por entrar a iniciar una nueva obra.